Complacer a todo el mundo es la ruta directa a la infelicidad, entrénate para que los problemas no te importen demasiado.
Nadie posee la vida perfecta, los cuentos de hadas son producto de la imaginación. Los problemas hacen parte de la existencia, siempre el camino tendrá tormentas y días soleados, cada quien debe ser capaz de acomodarse a los tiempos que debe enfrentar, también puede ser placentero bailar bajo la lluvia.
Esperar que los demás hagan lo que nosotros esperamos es un desgaste de energía innecesario, nadie será capaz de ponerse en nuestros zapatos, es literalmente imposible entender la complejidad de nuestro interior.
Ser reactivo, buscando la justificación o la defensa perfecta frente al otro es un costo muy grande y se resume en la pérdida de nuestra libertad interior, es ponernos en desventaja, actuando de acuerdo a las acciones de quienes nos rodean. Encontrar la paz interior es posible, una vez se respira paz individualmente es posible irradiarla a los demás.
El Helecho y el Bambú
(Fábula oriental sobre la importancia de perseverar y no renunciar jamás)
Es la historia de un carpintero talentoso, todos en el pueblo admiraban lo que hacía, pero poco a poco dejaron de encomendarle trabajos con la llegada de una fábrica de muebles, que todo lo hacía en menos tiempo con el uso de máquinas.
Se gastó el dinero, no encontraba otro trabajo y los problemas económicos arruinaron la armonía de su hogar, su esposa que era maestra, no lograba cubrir los gastos de la pareja y sus tres hijos. Así que empezó a recriminarlo. Por si fuera poco, sus hijos empezaron a tener problemas con sus calificaciones.
El carpintero había perdido las ganas de vivir, su optimismo y energía. Su mente se había cerrado, no encontraba soluciones para ninguno de sus problemas.
Un día en medio de la desesperación decidió dar un paseo en el bosque. En medio de la caminata se encuentra con un anciano, que lo invita a su casa. Llegaron a una casa humilde, y tomaron el té juntos. El anciano notó la cara de preocupación en el semblante del carpintero, así que el hombre se desahogó y le contó sobre sus preocupaciones.
Al terminar el anciano lo invitó a la parte de trasera de su casa para contarle sobre la historia del helecho y el bambú.
Cuenta que hace 8 años decidió plantar las semillas al mismo tiempo. Las cuidó con el mismo esmero para que crecieran en su jardín.
Al poco tiempo notó las diferencias entre ambas plantas. El helecho mostró su belleza en pocos meses. Por el contrario el bambú no daba señales de vida, seguía por debajo de la tierra.
Al paso de un año el helecho seguía creciendo pero el bambú no. Eso no desanimó al anciano así que se esmeró aún más en los cuidados del bambú, pasó otro año más y el bambú no crecía.
Cinco años pasaron hasta que una ramita de bambú apareció . Día a día crecía con rapidez, en pocos meses el bambú se convirtió en una planta de casi 10 metros.
El carpintero escuchaba atentamente al anciano que le preguntó: ¿sabes por qué tardó tanto el bambú en salir a la luz?
Tardó cinco años porque la planta estaba fortaleciendo sus raíces. Sabía que tenía que crecer muy alto pero tenía que preparar sus bases para elevarse.
Las buenas cosas tardan tiempo, lo importante es no dejarse vencer y no perder la esperanza. Al despedirse el anciano le regala al carpintero la siguiente enseñanza: "La felicidad te mantiene dulce, los intentos te mantienen fuerte, las penas te mantienen humano, las caídas te mantienen humilde, el éxito te mantiene brillante".