Los recuerdos de nuestra infancia vienen acompañados de esta popular golosina de venta callejera, rosada, púrpura o azul.
Robert Clark
El algodón de azúcar tiene una textura que nos fascina, los hilos de azúcar se deshacen en la boca, lo único desagradable es terminar de comerlo y quedarnos con la experiencia pegachenta del palo.
Su origen se remonta al año 1400 en Italia donde experimentaban calentar el azúcar y con la ayuda de un tenedor formaban hilos para decorar lujosos postres. Su popularización llegó después gracias a la máquina impulsada por William Morrison y John C. Wharton en 1897. El revolucionario invento llegó a ferias en Francia y Estados Unidos logrando un éxito inmediato a pesar de su alto precio. En 1940 Gold Medal Products, perfeccionó el invento fabricando máquinas más resistentes con piezas metálicas lo que facilitó la masificación del producto.
Hay dos caminos para su preparación el hilado a mano y la preparación con la máquina. Como en casa no tenemos la máquina compartimos esta receta hecha a mano.
Se necesita:
5 tazas de azúcar granulada
1 y 1/2 tazas de jarabe de maíz
1 taza de agua
Colorante
Paletas de madera
Es necesario modificar el batidor globo manual separando sus hebras.
Colorante
Preparación:
Coloca dos cucharones de madera en la mesa de trabajo, con los mangos frente a ti, dejando que estos sobresalgan del borde. Evita que se muevan.
Para preparar el caramelo, coloca el azúcar, el jarabe de maíz y el agua en una olla y cocina a fuego medio hasta que alcance 160 ºC. (Utiliza un termómetro). Agrega unas gotas de colorante.
Vierte la mezcla en un recipiente.
Agarra tu batidor y sumérgelo en la mezcla, sácalo dejando que el azúcar escurra un poco y seguidamente lleva el batidor por encima de los mangos de los cucharones de madera y mueve tu mano hacia adelante y hacia atrás.
Repite el proceso alrededor de la paleta de madera para crear hilos de azúcar.
Cómetelo inmediatamente antes que la humedad del ambiente dañe la preparación.